lunes, 20 de septiembre de 2010

Bolígrafo verde, bombilla de farola y bisagra: Guía de objetos suaves (1/2)

El pasado 21 de Agosto, hicimos nuestra semanal visita a los puestos de libros de antiguo que montan los domingos en el Mercado de Sant Antoni. Compramos, por 3 euros, dos libros usados: “Guía de objetos suaves” y “La máquina de asesinar”. Aquí detallaremos el contenido del primero, que da título al artículo.
La “Guía” es un volumen autoeditado, en 1987; está firmado por Juan Francisco Jiménez, autor barcelonés nacido en 1951 [como se cita en la solapa del libro], del que no encontré información en Internet. El manual describe, con intención enciclopédica, una serie de acontecimientos acaecidos a finales de la década de los setenta. Una breve sinopsis resultará inquietante, aunque no más que la lectura completa de la guía. Dicho en una frase: a lo largo de varios años, se encontraron en cinco ciudades distintas objetos que no tenían volumen.
Juan Francisco recoge con detalle la historia de dichos hallazgos, y la repercusión social que éstos desencadenaron. Los objetos suaves se caracterizan, como hemos esbozado, por no mostrar extensión física. El descubrimiento, según narra Juan Francisco, fue azaroso. Los objetos suaves son idénticos en todas las características a los objetos usuales. En Barcelona, por ejemplo, se hallaron (entre otros) un bolígrafo verde, una bombilla de farola y una bisagra. Pues el bolígrafo, o la bombilla, mantenían el tacto, la dureza, el peso, la resistencia, la funcionalidad y etcétera, de un bolígrafo o una bombilla común; cuando eran introducidos en agua, en cambio, los objetos no hacían subir el nivel del líquido; no desplazaban agua, como si no ocuparan espacio.
El autor enumera los objetos [un par de miles en total] registrados en las cinco poblaciones donde sucedió este fenómeno: Barcelona, Moscú, El Cairo, Tamariu, Las Vegas y Bonn. En el próximo artículo desarrollaremos las diferentes teorías [o ideologías] que generaron los objetos suaves; y cómo su investigación se diluyó a causa de la disminución brusca del número de hallazgos, hasta octubre de 1984, fecha en la que se registra el último objeto suave descubierto: una bolsa de ganchitos vacía, impulsada por el viento, rodando sobre las playas de Tamariu.

3 comentarios:

  1. Impresionante y lo digo muy en serio, impresionante. Eres muy grande.

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  2. A mi me han hablado de personas que también les ocurre lo contrario que a Arquímedes segundos antes de cantar "eureka", o bingo. Me han dicho que habitan donde la ciudad pierde su nombre, en ciudad meridiana (por ejemplo); o donde la humanidad, a este lado también, hace lo propio. Se ve que están por todas partes... con sus cuerpos suaves.

    Perdón por permitirme hacer referencia a esas otras ficciones, por estos páramos. La entrada me ha parecido genial. Un Abrazo!

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  3. Gracias por pasaros por el blog; y por vuestras opiniones y ficciones.

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