martes, 23 de noviembre de 2010

Las vibraciones de mi boca

       

         Al principio de tener teléfono móvil tuve una pesadilla recurrente: me comía a mordiscos el aparato electrónico. Solía empezar por la pantalla, crujía entre mis dientes; las teclas se desprendían. En la mayoría de ocasiones, mientras masticaba el teléfono, éste recibía un mensaje de texto. Entonces empezaba la verdadera pesadilla, yo sabía que aquél era un mensaje imprescindible, urgente; pero, al haberme comido la pantalla del móvil, me era imposible leerlo. Apenas quedaba una esquina intacta de la pantalla, y ahí parpadeaba la imagen de un sobre; insistiendo una y otra vez en su presencia vital. Incapaz de conocer el contenido de ese mensaje, continuaba devorando aquella máquina, aniquilando sus plásticos, sus circuitos, su tarjeta, ingiriendo ese texto inaccesible.

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