domingo, 22 de diciembre de 2013

¡Muerte a los Realistas!


         Un espectro recorre occidente. La caída de las torres gemelas y la actual crisis financiera parecen ser los progenitores de este terrible espectro. Se cierne sobre nosotros, acecha, se multiplica silenciosamente. No es un lugar nuevo. Mucho antes tomó la forma de expansión cristiana. Después vino como estallido de la Ilustración. Siempre impregna el mundo de dogmas, de normativización milimétrica, de suplicio voluntario de la carne devota. Hasta que se consolida como Ley única y necesaria para el buen vivir de todos nosotros, los ciudadanos temerosos. Tuvo enemigos. Como William Blake, o Federico Nietzsche, o William James, o H.P Lovecraft, o Artaud, o P.K Dick, o Deleuze, o Cronenberg, o tantos otros que batallaron hasta eliminar de nuestras vidas las supersticiones perniciosas. Pero el triunfo de aquellos fue temporal. Ahora vuelve. Llegará con formas antiguas y nuevas formas, pero parece que regresa para arrasar, imponiendo una nueva Fe en la realidad. No debemos darle tregua. Debemos dar muerte a los portadores, en cualquiera de sus formas.
Vencer o morir. ¡Muerte a los Realistas!

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