«Es uno de esos hoteles que tiene todo lo que me gusta tanto de los hoteles. Adoro los hoteles en los que, a las cuatro de la madrugada, puedes traer un enano, un oso y cuatro mujeres, arrastrarles a tu habitación y que a nadie le importe»
Leonard Cohen
Del 14 al 30 de julio del 2008, con motivo del proceso de documentación para la escritura de un nuevo libro, dos miembros del Colectivo nos alojamos en la habitación 202 del Hotel Chelsea.
El mes pasado, volvimos a alojarnos en la misma habitación; en esta ocasión, más por razones nostálgicas que literarias. El 28 de julio abandonamos la 202 sin conocer su destino, creyendo que alguna vez volvería a acogernos. Dejamos, en cualquier caso, rastro de nuestro paso: en la última estantería del armario empotrado queda un post-it en blanco.
Este Hotel de Manhattan, en su momento el edificio más alto de Nueva York, fue fundado en 1884 como cooperativa privada de apartamentos. A principios de 1904 el edificio es abierto como hotel. Dispone de catorce plantas, con un número variable de habitaciones en cada una. Algunas de las habitaciones son pequeños dormitorios, sin lavabo propio, y otras, en cambio, son apartamentos completos en alquiler. Hasta hace bien poco, el edificio recibía visitantes de todas las condiciones, pero mantenía aún el aire del malditismo pasado, y sus pasillos estaban ocupados por cuadros y fotografías de sus clientes más célebres: Truman Capote, Bob Dylan. El lugar puede considerarse uno de los centros litúrgicos más importantes de la cultura anglosajona a lo largo del siglo XX. Gracias a su director, Stanley Bard, cualquier artista podía residir en el Hotel prácticamente gratis. Cuando Stanley vendió el edificio, el fin de la historia quedó anunciado. Este 1 de agosto se cumplió la sentencia: el Hotel Chelsea se cerró.
Los autores que allí se han alojado, las obras realizadas en sus habitaciones, los misterios que esconden sus estancias, ocuparían una lista demasiado extensa para este blog, aquí una insignificante muestra:
En marzo de 1904 se aloja durante algunas semanas el escritor Mark Twain, arruinado económica y moralmente tras la muerte de su mujer, a causa de un descuido suyo, y del fallecimiento de su hija por una meningitis. En su última obra, “El forastero misterioso”, Twain dice sentirse un visitante sobrenatural, que llegó con el cometa Halley y que marchará con ese mismo astro.
En febrero de 1921 se descubre, en el interior de la habitación 202, un cadáver asesinado a balazos. El cuarto se encontraba con la llave cerrada por dentro y las aldabas de las ventanas echadas. Tal misterio inspira a Gaston Laroux la escritura de “El insoluble misterio del cuarto cerrado”.
El 4 de noviembre de 1953 fallece en una de sus habitaciones el poeta Dylan Thomas, por un envenenamiento con alcohol.
En 1959, William Burroughs termina de escribir “El almuerzo desnudo” encerrado en una de las habitaciones del Hotel; continuando así la escritura de su libro constante, que repitió una y otra vez y publicó bajo diferentes títulos: “Yonqui” (1953), “La máquina blanda” (1961), “El tiquet que explotó”, (1962), “Expreso nova” (1963), “Queer” (1985)
Una noche de la década de los 60, Leonard Cohen, aún un novelista sin fama, y la cantante Janis Joplin, coinciden en el ascensor. Él busca cruzarse con Briggitte Bardot, ella con Kris Kristofferson; se conforman el uno con el otro.
En 1966 Andy Warhol dirige la película “Chelsea girls”, filmando la vida cotidiana de muchas de sus musas, como Viva o Ultra Violet.
En 1968, residiendo en el Hotel, Kubrik y Arthur C. Clarke perfilan la historia que dará luz al libro y a la película “2001: Una odisea del espacio”.
El 12 de octubre de 1978 aparece muerta a navajazos Nancy Spungen, mientras se alojaba con su compañero Sid Vicius, componente de los Sex Pistols.
En el 2003, The Libertines, la banda inglesa liderada por Carl Barat y Peter Doherty, también moría en ese edificio. Grabaron decenas de canciones, encerrados en una habitación, de la que Pete sólo salía, emulando a sus admirados Dylan Thomas y Sid Vicius, para hacerse con alcohol y heroína. El cantante conoce a un fan de la banda en el vestíbulo del Hotel, y le regala todas las cintas grabadas hasta el momento.
joder, un hotel con esta historia no debería morir
ResponderEliminarasí, al menos darle otro final, no???
salu2
¿Conoces la película Chelsea Walls? La tengo en lista de espera. Ahora que has alimentado un poco más mi mitomanía, y voy a NYC en diciembre, dime: ¿está cerrado temporalmente o indefinidamente? En la web dice que andan chapados...
ResponderEliminarkpd: el final que se merece se empezará a narrar a partir de ahora, seguro.
ResponderEliminarjavier: no conocía esa peli, me la apunto. También tengo pendiente "Chelsea on the rocks", de Abel Ferrara, que tiene buena pinta.
Según leí en las noticias el cierre es definitivo, harán obras profundas que renovarán el hotel. De momento, por eso, aún viven los que tenían apartamento de alquiler, por lo que igual puedes entrar al vestíbulo y tal... vale la pena.
En la pantalla del iPad leo el entrecomillao y no salía la firma de L.Cohen,me quede estupefacto con el comentario.Esta claro que estos monumentos hay que rehabilitarlos,La nomina de huéspedes es alucinante,gente tan extravagantes como Capote,W.B.o Sid,supongo que este hotel será la Meca de los heroinómanos,no sabia lo de M.Twain(megaescritor) y Kubrik( el mas grande),este hotel debería ser patrimonio de la humanidad,saludos Verdoux.
ResponderEliminarAcabo de recibir un correo para leer esta entrada,es flipante,que grandes tipo/as se alojaron en esta catedral.Si lo dijo Mark Twain me lo creo,un marciano se habría alojado en este parnaso.Si los del Cervantes hubieran leído lo que dijo Cohen dudo le hubieran dado el premio,aunque se podría escribir un buen tocho con la historia de este artístico hotel.Hasta pronto,Hilton
ResponderEliminarMe temo, Verdoux, que ese monumento no lo rehabilitarán; sino que harán otra cosa distinta. Lo cuál tampoco es terrible: el tiempo pasa.
ResponderEliminarHilton: así que te llegó un correo spam de este blog... te juro que nosotros no fuimos! gracias por pasarte!
De hecho, nosotros acabamos de escribir un tocho que, entre otras cuestiones, es un "ensayo" sobre el Chelsea.
Me lo mandó Verdoux,yo firmo Hilton en honor al hotel,aunque la Paris no me desagrada.por cierto en 1930(mas o menos) en el W.Astoria echaron a la familia de la bailaora Carmen Amaya del hotel,ya que se pusieron a asar sardinas en la habitación a la hora de cenar.buena idea la del ensayo.
ResponderEliminarChelsea Clinton,no se si lo diréis en el ensayo pero me huelo que Bill y Hillary se alojaron en este hotel.Beta
ResponderEliminarHilton: Paris H. es adorable [en el sentido más literal de la palabra, como los antiguos dioses]. Muy bueno lo de las Amaya; este año pasado conocí a dos hermanas pequeñas, Amaya, que eran capaces de eso y de más.
ResponderEliminarBeta: Por lo menos Hillary, seguro.
Dejádme aclarar que la novela-ensayo de la que hablé trata muchos más temas, a parte del Hotel Chelsea: como la sexualidad, el Tiempo, la realidad/verdad, el dadaísmo y su relación con la Física cuántica y etcétera.
Chelsea,duda razonable o razonada duda,Me vendría bien leer algo como la novela/ensayo que propones,acompañaré su lectura(aunque casi nunca leo enteros los libros) con MUSICA de Bauhaus,Cabaret Voltaire,Joe División y David Bowie,principalmente.Beta
ResponderEliminarEl que lea esa novela ensayo pasará a una nueva fase evolutiva, no muy distinta de la que vivió Dave Bowman. Avisados quedáis.
ResponderEliminarPor cierto, del hotel ya no dejan visitar ni el lobby si no sobornas al guarda.