lunes, 21 de mayo de 2012

Las uñas del gasolinero

[ejemplo de pedicura francesa]



Escena 1:
M. se hace la pedicura francesa. Se la hace él mismo, y se ha convertido en un auténtico experto. En su decoración debe obviar la uña del dedo gordo del pie izquierdo, ya que siempre la tiene oscura, coagulada, como apunto de desprenderse, debido a un antiguo atropello: un camión pasó sobre su pie, y la bota con punta de hierro no evitó el daño. M. jamás muestra en público las uñas de sus pies. Siempre calza como en el trabajo: gruesos calcetines y botas militares altas.
Su oficio es el de gasolinero. Trabaja en una estación de servicio, en un polígono industrial de una ciudad catalana. Cuando introduce la pistola de la manguera en el depósito de un coche ocupado por alguna mujer [sea cual sea su edad o parecido físico] M. imagina que está penetrando a esa mujer. Ese acto siempre le produce una erección pétrea, con una verticalidad que con ningún otro estímulo alcanza. En algunas ocasiones se roza disimuladamente con el coche mientras mira por el retrovisor el rostro de la mujer ocupante, y eyacula con fuerza. Después retira la manguera, y observa las últimas gotas que caen de la pistola con cierto aire de culpabilidad.
En casa, lanza a un rincón los calzoncillos sucios, y los calcetines, caminando descalzo todas las horas que pasa solo, con las uñas de sus pies pintadas en esmalte blanco; excepto la del pulgar izquierdo, que está coagulada, y no le gusta nada mirársela.

Escena 2:
La empresa I+D norteamericana Smithson Ink. ha desarrollado un gadget de implantación neuronal que erradica las psicopatías. En los 19 ensayos clínicos realizados hasta la fecha todos los sujetos intervenidos han borrado cualquier tipo de conducta o pensamiento psicopático, sin ninguna clase de afectación secundaria en el paciente. El sujeto se convierte en un ciudadano modelo.
Parece que el artilugio sería de uso indicado para “asesinos en serie” o violadores patológicos. El debate que abre dicha aplicación es amplio y espinoso. A nivel legislativo, dado que el sistema penal en occidente se basa en la rehabilitación del reo [y no en el cumplimiento de un castigo por el daño realizado], cabe contemplar la posibilidad de indultar a todo preso que acepte la intervención quirúrgica diseñada por Smithson Ink., y que sea idóneo para dicha intervención.
Las familias de las víctimas ya han mostrado su rechazo frontal a tal posibilidad.

5 comentarios:

  1. Nos perderíamos buenas películas si el gadget de Smithson Ink. hace a gran escala la función que, por otro lado, ningún sistema penitenciario del mundo logra hacer de un modo integral. Yo creo en el castigo, en el autoimpuesto y en el heteroimpuesto, pero no hagas caso, que me estoy volviendo conservador...

    Grandes ideas de tu factoría!

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  2. Gracias Javier.
    Lo que en esta factoría interesa, más que decantarse por un sistema penitenciario basado en el castigo o basado en la rehabilitación, es cuestionarse si es más conservador (o a que intereses responde) una u otra forma carcelaria.

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  3. Se nota la evolución en el estilo sin que la esencia haya cambiado en un ápice. Encantado de volver a leerles; aunque realmente nunca llegué a marcharme.
    ¿Pudiese ser que la parafilia del gasolinero se debiese a algún evento traumático o se dan ya las cartas del juego desde ese primer movimiento que es el nacimiento?

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  4. Hola, Alejandro! Que bueno verte por aquí otra vez!!
    Creo que está bien eso que dices de la evolución en el estilo; supongo que es inevitable, en cualquier caso!

    Disculpa, pero he tenido que borrar tu otro comentario por problemas con los derechos de autor...
    ¿puedes pasarme tu correo?

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  5. ¡Qué grande es ese gadget! Os imagináis, de instaurarse, yo no dudaría lo más mínimo en cometer un acto de tal tipo (¡y os aseguro que tiraría por todo lo alto!), teniendo como consecuencias para mi mismo la operación e instalación del gadget mencionado.

    No me considero muy especial, pero quizás ya deberían implantármelo ahora, de ante mano, sólo por pensarlo.


    PD: para grande grande el gasolinero. ¡Dios!

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