jueves, 6 de octubre de 2011

La tragedia de Kodama



          María Kodama llora desconsolada en la cama del hotel. Sostiene un libro entre las manos, motivo de tanto llanto, y otro sobre el pecho que tiembla. Cuando viaja lleva siempre consigo la obra completa de su esposo; ediciones individuales, primeras ediciones. Y, pese a que no vaya a alojarse más de una noche en esa habitación, María siempre recoge los libros de la maleta y los coloca sobre el escritorio del hotel. Esta vez no es distinta, ahí están los volúmenes dispuestos en riguroso orden cronológico; pero hay un hueco, en el año 1960, un breve espacio de páginas y de tiempo que ahora tiembla sobre el pecho de Kodama.
Estos días decenas de escritores e intelectuales de España, y cientos de lectores de la obra de su marido, la están señalando con el dedo. La acusan de cometer un crimen contra la libertad de expresión; la acusan de inquisidora y avara por haber obligado la retirada de “El hacedor de Borges. Remake”, escrito por Agustín Fernández Mallo. Pero María no llora por esas cuestiones. “No les falta razón, no les sobra razón”, confiesa en sus círculos más íntimos. A ella le duele una pena más profunda y duradera.
Señalan, los que atacan a María por la censura, que ésta jamás leyó el libro de AFM. Y ahora mismo, en cambio, ella sostiene entre sus manos, por enésima vez, esa obra. La ha releído centenas de veces desde que la compró. La intercala, página a página, con “El hacedor” de su marido, que tiembla sobre su pecho. Cada vez le produce esta misma íntima tristeza. No soporta reencontrarse cara a cara con ese “caballero omnisciente” que una vez escribió por las manos de su Borges, y que ahora lo hacía con las manos de otro. Unas manos que ya no consuelan las suyas, sino las de otra; que no recorren su cuerpo para disculpar la invidencia, regresando siempre a los vértices de sus senos; sino que aman otro cuerpo distinto, nuevo, joven.
Quien la conoce adivina con facilidad que María no retiró este libro por avaricia o soberbia; el motivo es más patético, también más honesto: lo hizo por amor, despechada y loca de amor.

8 comentarios:

  1. Me alegra conocer tu visión literaria del suceso entre el mar de razones que ahora se escriben -y que yo también firmaría-. Creo que AFM habrá barajado lecturas como ésta, y que su actitud discreta al respecto de todo el tinglado le honra. Yo lo tengo en casa,el libro, aún sin leer, y cuando lo miro ahora pienso que su valor ha aumentado, aunque sé que a AFM le hubiera gustado más no ser de culto, sino de todos.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Magnífica recreación del síndrome Kodama. Ojalá fuese esa la verdad, ojalá todo fuera literatura, pura ficción.
    Saludos,

    ResponderEliminar
  3. Javier: Sí, la discreción de Agustín es absoluta y rigurosa; hasta el asombro. Bien por él. El libro me pareció de lo mejor hecho por él.

    Diego: Bienvenido y gracias. Supongo que esa es la verdad, todo es literatura y ficción; o justo lo contrario.

    saludos!

    ResponderEliminar
  4. Bonita, preciosa lectura trágica del absurdo asunto. La imagino en ese hotel, muriéndose de celos. Y Agustín quizá, tirado en otra cama, en otro hotel, en otra ciudad. Pensando en ella.

    ResponderEliminar
  5. Gracias, Edelweiss.
    Me he pasado por tu blog, y me ha parecido la mar de interesante. Veo que citas varias veces a Deleuze, y precisamente ahora ando conquistando el "Anti-edipo". Las obras de Foucault, Santiago Auserón, Rorty o Fernández Mallo me señalaban hacia ahí desde hace años, pero aún no había dado el paso; la lectura está resultando de lo más fértil.

    ResponderEliminar
  6. El final te falló por amistad admirado Juan, mas honesto : no quería que un escritor vulgar nos hiciera creer que era la bilocación de Borges .No es bueno hacer odas a los amigos estimado Juan, da lugar a equívocos y que la gente piense lo que no es, hay que alejarse de los censores y llevar una linea propia, mas cuando se tiene el talento que tu tienes, Mallo es un censor de los que se consideraban sus amigos, aunque le criticábamos por sus absurdeces, un escritor debe admitir criticas o cerrar la pagina ¿ No te parece?.saludos de Astoria

    ResponderEliminar
  7. Bueno, Astoria, en realidad, más que una oda a mí me parece un chiste!!
    Y sí, un escritor (y también los oficinistas, los surfistas, y los parados) deben admitir críticas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. Gracias Juan, CIRLOT dijo el Mundo es el psiquismo del hombre y yo añado a lo que dijo el sabio catalán Internet es un mundo y como tal los sentimientos no son ajenos a los internautas, somos polvo de las galaxias más oscuras contaminados de ego, no somos angeles, caso cerrado, saludos de Astoria

    ResponderEliminar