jueves, 31 de enero de 2013

Mandíbulas como guillotinas





[una lectura analfabeta y alucinada del libro 

"La facción caníbal"]

  

            Algunos años después, frente a la guillotina de acero que se alzaba en el centro de la Plaza San Jaime, Daniel había de recordar aquella tarde en que conoció la noticia. Estaba merendando lengua y vísceras humanas cuando descubrió la reseña en el muro de un contacto suyo del facebook; sesenta y ocho asesores del entonces presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, no tenían el graduado escolar. Daniel se sintió feliz, espléndido, incluso hermoso al leer aquel titular. Casi era un milagro, por dos motivos, que a la vez son uno:
1.      De ser cierto, aquel dato abría una feliz posibilidad. Tal vez, algo había cambiado por fin y las cuotas de poder habían dejado de asignarse en base al capital académico heredado [capital que, tal como Pierre Bourdieu mostraba en “La distinción”, era propiedad de ciertas clases sociales que se perpetuaban en la élite mediante, entre otros distintivos, la parcelación y distribución asimétrica del saber], y de repente era posible alcanzar esos puestos dirigentes según otras cualidades más democráticas. Era indiscutible, y Daniel así lo razonó, que la noticia no señalaba unívocamente esa conclusión; pero, como mínimo, pensó Daniel, daba lugar a esa posibilidad.

2.      Aún si era falsa, la noticia ya había dotado a Daniel de una alegría mayor. Los perpetradores de aquel fake, y cada uno de los que habían utilizado la noticia para criticar y menospreciar a los sesenta y ocho asesores de Rajoy, todos aquellos que pronunciaron comentarios jocosos y clasistas contra los anónimos asesores habían quedado marcados con una cruz de ceniza en la frente y, tarde o temprano, les llegaría la hora de la guillotina. Sí, cuando llegase la revolución y la justicia popular se impusiera como una forma de higienización terrorífica, todos aquellos que perpetuaban el fascismo “aristócrata-alto burgués” al considerar inferiores y menos capaces a los individuos no escolarizados, serían decapitados, ajusticiados, sus sistemas digestivos serían arrancados de su cuerpos moribundos, para ser devorados por una multitud hambrienta y celebratoria.
    

3 comentarios:

  1. Me alegro. Contamos contigo entonces cuando llegue el alzamiento.

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  2. Aunque no sean ni única ni especialmente ellos, ni mucho menos, los marcados con la cruz de ceniza en la frente, lo que ocurre es que todo el mundo sabe que las visceras y carnes de la gente escolarizada hasta edades avanzadas tienen mejor sabor y, según los caldos que cocines con ellas, adquieren mejor "bouquet" que con las de no escolarizados.

    Y Daniel, con la boca llena, no debe de ser una excepción.

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